viernes, 5 de octubre de 2007

Una Calesita



En el relato anterior no se por que razón me olvide de mencionar "la calesita", palabra esta considerada por la Real Academia Española como un argentinismo, indicando que la misma no solo se usa en nuestro país sino también en Uruguay, Paraguay y Bolivia. Anteriormente era conocida por el vocablo hispano tiovivo, lo que para nosotros significaría (separadamente) sujeto listo o astuto, capaz de cualquier engaño o fraude.
Bueno, pero dejando de lado el origen de esta palabra; esa plataforma circular de madera habitada de trecho en trecho por una fauna conformada por elegantes caballos todos ellos dispuestos a intentar el salto, elefantes con sus trompas en alto, inofensivos leones, autitos y aviones descoloridos y pequeños asientos de madera, cubierta de una lona circular rallada y decorada por una cenefa colmada de imágenes de Walt Disney, es sin duda uno de los recuerdos que persisten en mi memoria.
Y es esta memoria, la que me lleva a evocar a aquel personaje de espíritu infantil “el calesitero”, que por pocas monedas, empujaba la calesita por algunos segundos hasta que echaba a andar y luego se colocaba al costado moviendo una gran pera de madera que tenía en su parte inferior una sortija, el premio más preciado para todos los tripulantes de este artefacto que se movía al compás de algún ritmo infantil de moda.




1 comentario:

Gabriela Sellart dijo...

Juliana, cuando era chica creía que uno sacaba la sortija por mérito propio. Recién cuando mi hijo comenzó a subir a las calesitas (imaginate que yo ya era bastante grande) me di cuenta de que en realidad el calesitero es el que elige quién la saca. Que desilusión!
gabriela